sábado, 14 de abril de 2012

ARMAS REALES (Día de la República)

(La tarde)



El Rey de España se ha caído en un campamento en la República de Botswana, en donde, según los medios, andaba en viaje “privado” cazando elefantes: 
¿Qué es un "viaje privado" cuando hablamos de esta persona?
La caída se produjo entre las cuatro y las cinco de la mañana al tropezar en un escalón. Ahora mismo, en Gaborone, la capital de Botswana, es exactamente la misma hora que en cualquier lugar de España, por lo que, seguramente, a esa hora el monarca se dispondría para una nueva partida de caza, ya que, de no ser así:
¿Qué podría estar haciendo?
El Rey fue trasladado urgentemente desde Botswana a Madrid, dicen que sentado en un avión “normal” , en donde anoche fue intervenido quirúrgicamente para reconstruirle y colocarle una prótesis de cadera. En estas circunstancias:
¿Qué es un avión “normal”?
Hemos de suponer, por mucho anteproyecto de Ley de Transparencia, Información y Buen Gobierno que se nos venda, que nadie nos va a contar cuál ha sido el coste de ir a matar elefantes a Botswana, ni el coste del urgente traslado desde allí a Madrid, ni por qué se permite a este hombre matar elefantes, ni el astronómico importe de todo lo que se deriva de esta manera de vivir descabellada y desconocida, en una situación social y económica como la presente en la que muchas personas sufren condiciones de vida dramáticas y espantosas, mientras el Rey, “su rey”, se dedica a cazar elefantes en tal país, con 74 años de edad, y además, se cae, generando todo lo posterior.
La Reina, según parece, está en Grecia, a donde se desplazó ayer, dicen que en “vuelo regular”. Ha ido a celebrar la Pascua con su familia y no regresará hasta dentro de un par de días (!).
Un nieto del Rey, Felipe-Juan-Froilán, al parecer de trece años, está asimismo hospitalizado tras dispararse hace unos días en un pie con una escopeta del calibre 36, mientras dicen que hacía “prácticas de tiro” en una finca de su familia paterna en Soria: 
¿Qué son "prácticas de tiro" cuando hablamos de un niño de esa edad?
Hace algún tiempo, por razones absolutamente diferentes, escribí esto [1]:

«A mí, en la intimidad, lo del bonsái se me asemeja a lo del toro de lidia, en esa particular opinión de muchos que coinciden en estimar que el animal se extinguiría si desapareciesen las corridas y demás festejos, siempre orientados a herir lenta y salvajemente, marear y matar  [2], argumento en el que coinciden un antiguo ministro de justicia hoy ya “ex”, también por esas aficiones salvajesy un magistrado hoy suspendido  [3]que no encuentran otra forma de relajarse, por mor de una interpretación torpe de un mal darwinismo considerado imbécil [4], que matando salvajemente (es decir, a tiros; como cuando se fusila para la memoria histórica) corzos, ciervos, gamos, venados y hasta jabalíes.»

Dice la Wikipedia [5]:

“ […] Durante las vacaciones de Semana Santa de 1956, el 29 de marzo, Jueves Santo, en la residencia familiar de Estoril, llamada todavía hoy Villa Giralda, en el n.° 367 de la rua de Inglaterra, a Juan Carlos, que ya tenía 18 años cumplidos, se le disparó accidentalmente un revólver mientras jugaba en el desván de la casa con su hermano menor, Alfonso, lo que causaría la muerte de Alfonso.”

¿Puede alguien parar todo esto definitivamente y decir a estas personas que dejen sus armas de una vez además de cambiar esta manera de vivir, y atiendan con el debido respeto a la situación en la que viven sus correspondientes "súbditos"?»


[2] Según he oído, anoche (por la noche del 9 de agosto de 2009), en una localidad madrileña de la zona sur y en el inicio de sus fiestas han apedreado al alcalde (y al pregonero) por haber suprimido la matanza de toros en las fiestas del pueblo, ante la escasez de presupuesto, lo cual parece ser otro buen motivo para la extinción de la raza de toros de lidia que habrían de tener en cuenta los ganaderos.
[3] El magistrado, entonces suspendido, hoy ya ha sido expulsado de la carrera judicial y condenado por prevaricación.
[4] Por igual condición “incretinita”. No hemos de olvidar que, en su juventud, un tanto necia, Charles Darwin solía abusar de la caza como única actividad, lo cual enfurecía a su padre, precisamente por lo que significaba tal vagancia en el vivir improductivo, que parecería adecuado al quehacer de ex-ministros o de magistrados suspendidos o expulsados.