(Naranjas)
«Cuando
volvimos adentro, Glória y Jandira estaban lavando los platos y Glória tenía
los ojos rojos, como si hubiera llorado desconsoladamente.
Disimuló y nos
dijo a Totoca y a mí:
―Es hora de que
los niños se vayan a la cama.
Decía eso y
nos miraba. Sabía que en aquel momento ya no había niños allí. Todos eran
mayores, mayores y tristes, y cenaban la misma tristeza en pedazos.» Ж
Ж JOSÉ MAURO DE VASCONCELOS,
«Mi planta de naranja lima», Trad. Carlos Manzano, Libros del Asteroide,
Barcelona, 2011, 1ª edición, págs. 52 y 53.