Un conjunto de vivencias flotando en dos periodos
Con el tiempo suspendido en paseos, sonrisas, elogios,
Emociones, apoyos mutuos conversados cada instante
Pero después, el año se convirtió en sorpresas entretejidas,
Sonidos de pájaros desde el silencio de la nieve,
Líneas siempre dispuestas enmarcando su hermosura,
Abrazos eternos con causas tan prodigiosas e inmutables
Como un mar salado ausente de lágrimas y una mirada franca,
Una mirada limpia y tierna salpicada de esperanzas
Y mi espalda, recostada en su pecho cada día, como hierba
Eso ―me dije― no es un año, es un sendero de nubes
Calla ―me dijo― y entre susurros apagados de sus manos
Que mostraban el porvenir de los cerezos, cerró sus ojos
Hemos comenzado un nuevo año y aún ni lo sabemos