(Lokitaung - Turkana)
«Tanta preocupación diaria, hipócritamente esgrimida mediante una queja artera y constante; tanto recuerdo bastardo dirigido a destruir una infancia de amor, para corromperla inútilmente con la impostura; tanta referencia manipulada a un pasado artificial, para no asumir nunca la responsabilidad del presente; tanta cantinela recurrente sobre nuestros dolores y falsos traumas del ayer, escupida como chantaje afectivo a quien nos ama; tanta ausencia de humildad…
…y resulta que, en la soberbia, habíamos olvidado la inmensidad y soledad del cielo en la noche de África, desde el corazón de un niño, en el mismo lugar en que nació el hombre.»